martes, 18 de diciembre de 2012

BRAOJOS, LA ACEBEDA, LA SERNA...



 
Muchas vacas se ven por aqui últimamente. Lógico. Temporada de visitar dehesas, que ofrecen buenos y coloristas espectáculos. En esta de Braojos abundan sobremanera los robles. Datos ténicos de esta marcha en wikiloc.
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Por su longevidad, su equilibrio y su variedad de matices, las dehesas boyales de la Sierra Norte vienen a ser como grandes vinos, los mejores que pueden catarse en la bodega del paisaje madrileño. Muchos otros se consumieron o se echaron a perder antes de tiempo, pero estos montes comunales, reservados durante siglos y hasta hace no mucho para pasto de las bestias de labranza –sobre todo, bueyes–, han mantenido casi intacta su vitalidad primera. Sólo hay que ver la dehesa de Braojos: un deslumbrante robledal que destaca, entre baldíos y pinares de repoblación, como un 'grand cru' de Borgoña en un estante lleno de tetra-briks de 'Don Peleón'.
Andrés Campos (Bosques y árboles singulares de Madrid, Ed La Librería)

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