domingo, 28 de abril de 2013

EL OCEJON, UNA VEZ MAS...




De arriba a abajo: última subida ya por la arista a la cumbre. Vértice geodésico en la cumbre del Ocejón. Y finalmente la chorrera de Despeñalagua en las proximidades del pueblo de Valverde de los Arroyos, en la provincia de Guadalajara. 
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 Al igual que una vida gris cobra nuevo sentido y color en un último instante de gloria, la ascensión al Ocejón –tres horas echando el bofe por cenicientos reventones de pizarra– se justifica por ese minuto final en que se ofrecen a la mirada todos los montes de Guadalajara y de la vecina sierra madrileña. Le dicen el 'Cervino manchego' por la forma piramidal que presenta visto desde el sur, desde la carretera que viene de Guadalajara por Humanes y Tamajón. Mas fuera de ese parecido geométrico, nada tiene en común con los bucólicos Alpes Peninos: en este estribo meridional del macizo de Ayllón, sólo hallaréis pueblos negros, apriscos en ruinas, jarales pringosos, robledales raquíticos y crestas de pizarras tan afiladas que, si uno no anda con ojo, se hace gratis la pedicura.